Gayelette era una hermosa princesa y una poderosa hechicera que vivió en la mágica Tierra de Oz. Fue introducida en El maravilloso mago de Oz, que reveló que también fue la primera creadora original del mágico gorro de oro, que estaba vinculado a los monos alados de Oz.
Oz historia de Gayelette:[]
“ | En aquel entonces vivía en el Norte una hermosa princesa que era también una poderosa hechicera... | ” |
–El maravilloso mago de oz (1900) |
Durante la antigüedad, en el País de Gillikin (el cuadrante norte de Oz), la hermosa princesa Gayelette residía en un hermoso palacio construido con grandes rocas de rubí.

Gayelette el día de su boda 1900.
Como poderosa hechicera, toda su magia la utilizaba para ayudar a su pueblo, y nunca hacía daño a nadie que fuera bueno. Por ello, era muy querida por sus súbditos, pero también era vanidosa, malhumorada y fastidiosa. Su incapacidad para encontrar un marido que estuviera a su altura en belleza y sabiduría fue su mayor dolor, pero finalmente encontró a un apuesto muchacho llamado Quelala, al que crió y preparó para ser su marido, utilizando toda su magia para hacerlo "tan fuerte, bueno y encantador como cualquier mujer podría desear".
Cuando llegó a la edad adulta, Quelala y Gayelette se comprometieron a casarse, y esta última gastó la mitad de su reino para crear un hermoso gorro de oro como regalo de bodas para Quelala.
Un día, justo antes de la boda, los traviesos monos alados que vivían cerca arrojaron a Quelala a un río como una broma. Gayelette se enfureció y quiso ahogar a los Monos en el mismo río como castigo, pero ante las súplicas del Rey de los Monos y la intervención de Quelala en su favor, les perdonó la vida, aunque con la condición de que, en adelante, fuera quien fuera el dueño de la gorra de Oro, los Monos debían obedecer tres veces sus órdenes.
Consciente de que Gayelette seguía sin soportar la visión de los Monos, así como de que éstos le tenían un miedo atroz, Quelala los convocó después de casarse con ella, y les ordenó que se mantuvieran siempre fuera de su vista, cosa que hicieron de buen grado. No obstante, cabe suponer que Gayelette y Quelala vivieron felices para siempre. (El maravilloso Mago de Oz)
Poderes y habilidades[]
Gayelette fue descrita como una poderosa hechicera cuya potente magia la hacía ser amada por sus súbditos (a los que ayudaba) y temida por los que se cruzaban con ella (como los Monos Alados). Ejemplos de los poderes que obtenía de su magia eran:
- Belleza sobrenatural (posiblemente): Gayelette era hermosa, tanto que, durante mucho tiempo, hasta que conoció a Quelala, fue incapaz de encontrar un marido realmente digno, y aunque nunca se dijo o confirmó específicamente, era muy probable que su belleza fuera constante, eterna, y que nunca se desvaneciera con el tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que era una hechicera tan poderosa.
- Concesión de deseos: Gayelette tenía el poder de conceder sus propios deseos, manifestando sus deseos en la realidad y haciendo que sus sueños se hicieran realidad - a través de su magia, Quelala se convirtió en "tan fuerte y bueno y encantador como cualquier mujer podría desear", y cuando maduró completamente en la edad adulta, fue "el mejor y más sabio hombre de toda la tierra".
- Inducción a la belleza: A través de su poder de conceder deseos, Gayelette también podía acceder al poder de aumentar la belleza física de los demás, haciéndolos más agradables estéticamente - mientras que las otras virtudes encomiables de Quelala (como la fuerza, la bondad y la sabiduría) fueron dramáticamente mejoradas a través de su magia, su cualidad más notable era su guapura, que era tan grande que ella lo amaba mucho.
- Manipulación de bestias míticas: Gayelette tenía el poder de controlar y manipular a las bestias míticas, controlándolas para que hicieran su voluntad, y haciendo lo que ella quisiera con ellos cuando quisiera -cuando se enteró de la broma que los Monos Alados le habían hecho a Quelala, en su furia, hizo que todos ellos fueran "llevados ante ella" con la intención de ahogarlos a todos, y dado que el Rey de los Monos tuvo que "suplicar mucho", es razonable y lógico deducir que su poder de manipulación de las bestias míticas era tan avanzado que todos los Monos eran incapaces de defenderse, huir o incluso resistirse a ella de alguna manera.
- Inducción de encanto: A través de su poder de manipulación de bestias míticas, Gayelette tenía el poder de poner encantamientos en los objetos, otorgándoles habilidades mágicas- encantó la Gorra de Oro con un encanto especial que permitía a quien la poseía ordenar a los Monos tres veces.
- Esclavización de bestias míticas: A través de su poder de manipulación de bestias míticas, Gayelette también tenía el poder de subyugar a las bestias míticas dominándolas y su capacidad de ser seres independientes - a cambio de perdonarle la vida a los Monos, los convirtió en esclavos eternos de quienquiera que fuera el dueño de la Gorra de Oro (dondequiera que estuvieran, estaban obligados a presentarse siempre ante el dueño cuando éste los convocara a través del amuleto de la gorra, y también debían cumplir cualquier orden de dicho dueño, a no ser que estuviera muy por encima de sus capacidades, y dicho dueño sólo puede darles tres órdenes). Como demostró Glinda, la única manera de romper permanentemente esta esclavitud mágica era que el dueño, después de haber ordenado a los monos tres veces, entregara la gorra al Rey de los Monos, y los declarara oficialmente libres.
Apariciones no canon[]
- Gayelette y Quelala desempeñaron papeles importantes en The Frogman of Oz, de March Laumer.
- En How the Wizard Came to Oz, la malvada bruja del Oeste robó el gorro de oro a Gayelette.
- En Dorothy of Oz, Gayelette y Quelala conocieron a Dorothy Gale y la ayudaron cuando los buscó.
- En la serie The Hidden History of Oz, Gayelette era la anterior Bruja Buena del Sur y la madre de Glinda. Aunque era una hechicera extremadamente poderosa, era muy distante de su marido y de su hija. También se decía que envejecía de forma muy diferente a los demás, y que tenía al menos cien años. Antes de su muerte, investigaba por qué nadie en Oz soñaba.